HIJOS DE DIOS...
1Juan 3:1 ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
1Juan 3:2 Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
1Juan 3:3 Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
1Juan 3:4 Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.
1Juan 3:5 Pero ustedes saben que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado.
1Juan 3:6 Todo el que permanece en él, no practica el pecado. Todo el que practica el pecado, no lo ha visto ni lo ha conocido.
1Juan 3:7 Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo.
1Juan 3:8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.
1Juan 3:9 Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.
1Juan 3:10 Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.
1Juan 3:11 Éste es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.
1Juan 3:12 No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano justas.
1Juan 3:13 Hermanos, no se extrañen si el mundo los odia.
1Juan 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
1Juan 3:15 Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que en ningún asesino permanece la vida eterna.
1Juan 3:16 En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
1Juan 3:17 Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿Cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?
1Juan 3:18 Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
1Juan 3:19 En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él:
1Juan 3:20 que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo.
1Juan 3:21 Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios,
1Juan 3:22 y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
1Juan 3:23 Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto.
1Juan 3:24 El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.
AL ACEPTAR A LA PERSONA DE CRISTO EN NUESTRAS VIDAS, SOMOS HECHOS HIJOS DE DIOS Y TAMBIÉN HEREDEROS..
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